El escenario de la negociación salarial en 2012 contendrá elementos de continuidad con el del año anterior, pero también otros nuevos. El factor persistente más significativo es la inflación, plantea un informe elaborado por la Sociedad de Estudios Laborales (SEL Consultores). Para los asalariados, su relevancia deriva de la mayor o menor capacidad para hacer frente a los aumentos de precios; para las empresas, por su efecto sobre los costos y la rentabilidad.

Lo novedoso es el cambio en las condiciones macroeconómicas y, en una medida no menor, un cierto giro en la política de ingresos del Gobierno, indica el reporte de la entidad dirigida por el experto Ernesto Kritz.

El Gobierno viene sosteniendo la necesidad de que las negociaciones salariales se hagan sobre la base de planteos responsables y con una pauta para los aumentos de salarios inferior al 20%.

En ausencia de un índice de precios minoristas generalmente aceptado, según SEL, las demandas salariales al momento de las discusiones -con una fuerte concentración entre marzo y mayo- se basarán, con toda probabilidad, en expectativas inflacionarias no tan distintas de las del año anterior, aunque el crecimiento de los precios en el período de vigencia de los convenios pueda ser algo menor. Un factor adicional es el conflicto entre el moyanismo y el Gobierno. Los sindicatos más cercanos al secretario general de la CGT, Hugo Moyano, posiblemente planteen demandas más elevadas que aquellos próximos al Gobierno, dice el diagnóstico al que accedió LA GACETA. Tampoco es claro que peso tendrá cada sector, pero es posible que haya una fragmentación de los pedidos.

¿Qué harán las empresas?

La encuesta realizada por SEL Consultores entre 110 compañías líderes con personal de convenio, que ocupan 219.000 personas, reveló ciertas pautas de conducta empresarial frente a este escenario de incertidumbre en el país:

Para este año, las compañías tienen presupuestado un aumento salarial promedio de algo menos de 24%, con una mediana de 27% y una moda (valor más frecuente) de 25%. La dispersión entre las previsiones de las compañías, como se aprecia, es baja, pero cualquiera de los indicadores está sensiblemente por encima de la presumible pauta oficial. Estos valores, sostiene la consultora, no son muy distintos de los presupuestados un año atrás para 2011

La demanda salarial esperada, por su parte, es de poco más de 26%, si bien con una mediana y una moda semejantes a las del ejercicio presupuestario. En rigor, las demandas esperadas por las empresas no resultan de pedidos formales o aún informales por parte de los sindicatos (en los pocos casos en que esto ocurrió el porcentaje es de 30%).

La ronda de negociación se activará al término del primer trimestre, con 60% concentrado entre marzo y mayo. Pero lo significativo y propio de este escenario, sin embargo, es que antes de recibir los pedidos sindicales, las empresas esperan que sean casi 3 puntos mayores que los aumentos presupuestados para este año para el personal de convenio, y 6 o más puntos por sobre la posible pauta salarial oficial.

No obstante, las empresas parecen más dispuestas a no desviarse mucho del aumento salarial previsto en el presupuesto, en parte probablemente por el impacto esperado sobre sus ingresos por la desaceleración de la economía. En promedio, podrían acordar 24,6%, esto es menos de un punto sobre lo presupuestado. Aún así, de concretarse estarían muy por encima de la pauta oficial. Esto sugiere que las compañías creen difícil que el Gobierno pueda imponer su criterio, al menos hasta que no haya un cambio significativo a la baja en las expectativas inflacionarias.

Las empresas son conscientes de las mayores dificultades que, por el cambio en las condiciones macroeconómicas, habrá para la negociación colectiva. Más del 40% opina que será más difícil que el año pasado (ver "El escenario"), y un 20% cree que hay altas probabilidades de conflictividad salarial. Otro 70% piensa que la probabilidad es mediana.

El escenario indica, hasta ahora, que los aumentos salariales previstos para este año se acercarán más al 25% que al 18% o 20% pretendido por el Gobierno. Si esto fuera así, sería difícil evitar los efectos inflacionarios por el lado de la demanda, advierte SEL.